La pequeña pedanía de Pie de Concha, con apenas 100 habitantes y situada a 56 kilómetros de Santander, ha celebrado este fin de semana sus tradicionales encierros, enmarcados dentro de las fiestas de la localidad y que cuentan con un gran sabor tradicional.
Son encierros de vaquillas con aroma clásico, en los que se implica todo el pueblo y con sabor antiguo. Se celebran desde hace más de 30 años y los de este año han resultado especialmente emocionantes debido a la bravura de las vacas, pertenecientes a la ganadería de Antonio Bañuelos.
Las "reses del frío" no pararon de moverse, rematando en tablas tras la presa y poniendo en apuros a los valientes que se atrevieron a ponerse delante. Afortunadamente no hubo que lamentar heridos graves, tan solo algún revolcón sin importancia. Las sueltas fueron dos, una el sábado por la noche y otra el domingo por la mañana, contando ambas con gran afluencia de público. Admirable que poblaciones de tan poco tamaño sigan manteniendo vivas sus tradiciones
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