8/30/2011

LA SOKAMUTURRA EN DONOSTIA-SAN SEBASTIAN (HISTORIA)

El objetivo de esta entrada es divulgar los festejos taurinos populares de San Sebastián, en armonía con las corridas de toros.Para que el ayuntamiento programe sokamuturra en Carnaval, en las Euskal Jaiak de Septiembre, o en los barrios como algo natural por historia y tradición , y si pudiera ser por todo el Casco Viejo como en la antigüedad mejor

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En San Sebastián, desde el siglo XVII, era costumbre sacar la sokamuturra en determinadas festividades, siendo espectáculo que gozaba del favor de los donostiarras. Se corrían toros ensogados todos los domingos y días festivos comprendidos entre el 20 de enero, patrón de la ciudad, y el martes de Carnaval
A la hora de correrlos, las 8 de la mañana, 12 de la mañana y 4 de la tarde, el alcalde, o quien le representase, daba la orden de salida, que transmitía personalmente el popular Salcedo, conserje del Ayuntamiento, trasladándose con mucha prosopopeya, seguido de toda la chiquillería a la barraca que servía de chiquero, aproximadamente la actual casa número 24 de la calle Aldámar, que servía de fondo a la calle de Iñigo, por donde hacía su primera carrera en dirección a la plaza de la Constitución.


Entre tanto, la banda de txistularis iniciaba los compases del Iriyarena y transmitida la orden de salida por Salcedo o por Juanito Irazurca, ordenanza de la Alcaldía, que le sustituyó en sus funciones, asomaba el primer carnicero dándole vueltas a la soka-muturra, acompañado de los gritos de la muchedumbre: "Emen uek" (¡Ahí viene!), que provocaba la desbandada de los timoratos y excitaba a los valientes a agarrarse a la soga y entrar con ella a la plaza del Ayuntamiento, en el centro de la que había una argolla en el suelo por donde se pasaba la soga, para amarrarla a una de las columnas que sostienen los arcos; transcurridos unos diez minutos, durante los cuales se habían lucido los atrevidos, se desataba la cuerda de la columna, se volvía a sacarla de la argolla y se devolvía el buey a su chiquero, para dar salida a otro u otros, según el número de los que se toreasen.


 El destino de la argolla era el limitar el radio de distancia hasta los arcos, para que el buey no llegara al interior de éstos, refugio de los que huían y de los que paseaban para verlos de cerca. Cuando iba y venía el buey siguiendo la dirección de la plaza o del chiquero, solía dar algunos sustos, pues inesperadamente solía, a veces, dar una carrera por una calle colateral, por donde, oficialmente, no le correspondía y se formaba un tumulto. Esta diversión que, rara vez, ocasionaba más daño que el de alguna caída de la res, y que diligentemente era asistida en el Cuarto de Socorro de la plaza de las Escuelas, por el médico Don Julián Usandizaga y el practicante Don Blas Benegas.






Esta tradición de siglos fue suprimida por el Ayuntamiento que, en sesión de 14 de enero de 1901, estimaba que era una diversión, si bien adecuada a pequeñas poblaciones, impropia de una ciudad, dado el crecimiento y desarrollo que iba adquiriendo. Este acuerdo provocó gran descontento y protestas, que se tradujeron en una algarada de tipo. amotinado con intervención de la fuerza pública, que se vio obligada a hacer tres descargas, previo toque de atención, dos al aire y una al suelo de rebote, con el propósito de disparar directamente al cuerpo si no se hubiera disuelto la multitud, según declaración del comandante señor Beorlegui. El resultado fue varios heridos por pedradas, desperfectos de fachadas y balazos en algunas tiendas, y la detención y conducción a la cárcel de Ondarreta de muchos jóvenes, entre ellos, de algunas familias distinguidas, como Ignacio Colmenares, Rafael Eraso, Ezequiel Aizpurua, Alfonso y Javier Peña y Goñi, Ascensio Martiarena (el famoso pintor), Antxon Moreda y otros más, todos los cuales fueron puestos en libertad mediante fianza de 25.000 pesetas, que prestó por ellos el entonces joven periodista Don Rafael Picavea, fundador de EL PUEBLO VASCO, lo que le hizo ganarse muchas simpatías y votos para las próximas elecciones de diputados a Cortes, iniciándole en la política, donde, con posterioridad, actuó intensamente.Prueba de lo arraigado que este festejo estuvo en el pueblo donostiarra, fue su airada reacción al conocer el acuerdo municipal. Se formaron grupos enfurecidos en las calles, que apedrearon edificios públicos y comercios. En la Plaza de Guipúzcoa, la fuerza armada disparó al aire para detener la muchedumbre. Se concentró la Guardia Civil en Vitoria y los miqueletes, en los pueblos de la provincia. También fueron acuartelados los regimientos de Valencia y Sicilia hasta que los ánimos se calmaron. Gubernativamente, la prohibición se extendió a las restantes poblaciones guipuzcoanas


























Revista La Lidia 1883






foto de Navarra taurina









Foto Arturo
En San Sebastián, desde el siglo XVII, era costumbre sacar la sokamuturra en determinadas festividades, siendo espectáculo que gozaba del favor de los donostiarras. Se corrían toros ensogados todos los domingos y días festivos comprendidos entre el 20 de enero, patrón de la ciudad, y el martes de Carnaval.



El toril solía emplazarse en la calle Iñigo, desde donde era conducido a la plaza de la Constitución. Se corría un buey por la mañana, dos al mediodía y tres por la tarde, siendo siempre muy numeroso el público. Muchas veces el toro "hacía una carrera", es decir, salía por las calles transversales después de haberse desembarazado de los jóvenes que lo mantenían más o menos sujeto con la cuerda, sembrando el susto entre los transeúntes. La corrida de bueyes se iniciaba cuando el ordenanza de la Alcaldía llegaba portador del permiso de la autoridad. A su presentación rompía la banda de música con el Iriyarena,apareciendo el toro en la plaza antes de finalizar los últimos acordes.

En San Sebastián se corrían bueyes más corpulentos y menos acometedores que los de Lastur. No se toreaban con capa o muleta, sino a cuerpo limpio, hurtando las acometidas con regates, quiebros y cambios. La "soka-muturra tenía la solemnidad de un rito. Ya para la primera quincena de enero empezaba la gente a preocuparse y comentar las sesiones municipales en las que se acordaba el número de bueyes que habrían de correrse todos los domingos desde San Sebastián, 20 de enero y el día de la Candelaria, hasta el martes de Carnaval.





Esta tradición de siglos fue suprimida por el Ayuntamiento que, en sesión de 14 de enero de 1901, estimaba que era una diversión, si bien adecuada a pequeñas poblaciones, impropia de una ciudad, dado el crecimiento y desarrollo que iba adquiriendo. Este acuerdo provocó gran descontento y protestas, que se tradujeron en una algarada de tipo. amotinado con intervención de la fuerza pública, que se vio obligada a hacer tres descargas, previo toque de atención, dos al aire y una al suelo de rebote, con el propósito de disparar directamente al cuerpo si no se hubiera disuelto la multitud, según declaración del comandante señor Beorlegui. El resultado fue varios heridos por pedradas, desperfectos de fachadas y balazos en algunas tiendas, y la detención y conducción a la cárcel de Ondarreta de muchos jóvenes, entre ellos, de algunas familias distinguidas, como Ignacio Colmenares, Rafael Eraso, Ezequiel Aizpurua, Alfonso y Javier Peña y Goñi, Ascensio Martiarena (el famoso pintor), Antxon Moreda y otros más, todos los cuales fueron puestos en libertad mediante fianza de 25.000 pesetas, que prestó por ellos el entonces joven periodista Don Rafael Picavea, fundador de EL PUEBLO VASCO, lo que le hizo ganarse muchas simpatías y votos para las próximas elecciones de diputados a Cortes, iniciándole en la política, donde, con posterioridad, actuó intensamente.Prueba de lo arraigado que este festejo estuvo en el pueblo donostiarra, fue su airada reacción al conocer el acuerdo municipal. Se formaron grupos enfurecidos en las calles, que apedrearon edificios públicos y comercios. En la Plaza de Guipúzcoa, la fuerza armada disparó al aire para detener la muchedumbre. Se concentró la Guardia Civil en Vitoria y los miqueletes, en los pueblos de la provincia. También fueron acuartelados los regimientos de Valencia y Sicilia hasta que los ánimos se calmaron. Gubernativamente, la prohibición se extendió a las restantes poblaciones guipuzcoanas

Pero, poco a poco, volvió a programarse la sokamuturra, el 20 de enero de 1920 el diario El Sol de Madrid se hace eco de una sokamuturra en San Sebastian.

El 02/12 /1934 en abc:

En uno de sus últimos años de vida actuó Gayarre en Londres.Al emprender viaje a la capital inglesa presencio una sokamuturra en la plaza de la Constitución.En la obra que representaba"El Cazador Furtivo" el protagonista ha de lanzar "ad libitum" una incoherencia en el momento de lanzar las balas de la escopeta de las cuales una sería el diablo segun un pacto hecho con satanás.Gayarre ,con el teatro a reventar, y juzgando que nadie iba a saber euskera en Londres largó como palabra incoherente un "Emen uek" muy sonoro, y cual sería el asombro y el desconcierto general del grán artista navarro al oir la voz de un espectador que gritaba ¡Sokamuturra!.El autor de la interrupción fué un ingeniero ilustre nacido en Donosti cuya residencia habitual era Londres que al oir aquel grito había sentido con fuerza su patria.



En 1949 se celebraban sokamuturras en la plaza de la Constitución.Fotos en el archivo de Kutxateka










Imagenes de www.3digitala.com 1979 Antxon Aguirre Sorondo, a efectos ilustrativos y sin animo de lucro.
Sokamuturra carnaval Plaza de la Constitución.








Otra de 1979 publicada en el diario vasco.


Estas son de la biblioteca digital de gipuzkoa














sokamuturra plaza de la Trinidad.2013

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Sin ir más lejos en el plano de Donosti se conserva el "Callejón de la Sokamuturra", por donde corrían los toros, cuyo recorrido total era mas o menos así.





Recuperarla tal como fué es un reto para las nuevas generaciones de donostiarras.


  http://maps.google.es/maps?hl=es&q=plano%20de%20san%20sebastian%20callejon%20de%20la%20sokamuturra&gs_sm=e&gs_upl=2859l8281l2l8406l27l19l0l3l3l0l375l3859l2-4.8l12l0&bav=on.2,or.r_gc.r_pw.&biw=1024&bih=571&wrapid=tlif131473478360910&um=1&ie=UTF-8&sa=N&tab=il






Zezenak dira
beltz-beltzak dira,
harrapatzen bazaitu
harrapatzen bazaitu
bertan,bertan
hilko zaitu.
Zezenak dite
adar zorrotzak
harrapatzen bazaitu
harrapatzen bazaitu
jo ta bertan
hilko zaitu.
Donostiako zezen suzkoa
izan zaitez
zorionekoa!.
Zezena dator arkupetatik
txispak dariola adarretatik
dinbilika
ta danbuluka
ta jendearen atzitik.
Zalaparta hartan
zenbat naspil
zenbat karraxi
ta zer iskanbil
itsumuka
ta trunbuluka
oi!! jende dena dabil.

Traducción no oficiosa del Iriyarena.
Los toros
son muy negros,
y si te pillan
allí mismo
te hacen un descalabro.
Los toros
tienen los cuernos
muy largos,
y si te pillan
allí mismo
te hacen un descalabro.
Loado seas
toro de fuego
Donostiarra.
El toro viene por los arcos
echando “txispas”
por los cuernos
dando bandazos
mientras persigue
a la gente.
En medio del estruendo
cuánta confusión

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